Parroquias de Buenos Aires

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Por Pablo Briand

 

La historia de las parroquias de la Ciudad de Buenos Aires encierra en sí misma la propia historia de la ciudad y su gente. Por qué? Porque toda la organización urbana se clasificó desde un primer momento por divisiones parroquiales. Porque estas parroquias les dieron a su vez los nombres a sus barrios y vecindades. Y porque toda la vida de la gente transcurría puntillosamente regida por la Iglesia: sus nacimientos, su educación (los colegios, la enseñanza elemental, superior y universitaria), su salud (los hospicios) y su muerte (la autorización eclesiástica para enterrar a los difuntos).
Desde su 2ª. Fundación, al repartir y lotear las aproximadamente 135 manzanas existentes Juan de Garay, toda la parte poblada de la ciudad se hallaba bajo la jurisdicción de la Parroquia de la Catedral, que estaba en la Plaza Mayor. Había una Plaza Principal, un Fuerte, un Cabildo y la Catedral. El resto de la ciudad eran zanjas, riachos, arroyos y barrancas. Pantanos y lodazales a veces intransitables. Pero lo bueno del emplazamiento de la ciudad era lo que advirtieron los primeros colonizadores: la barranca de frente al río donde asentaron la plaza principal era un muelle natural, una barranca alta que protegía contra inundaciones y tempestades, sin necesidad de invertir en obras de ingeniería para proteger la ciudad; y además un buen punto para otear el horizonte por su altura. Por añadidura, era un paraje constantemente purificado por los vientos del río, que limpiaban siempre la ciudad al amanecer. Los Buenos Aires. En fin, todas esas cosas de las que no tenemos idea hoy al caminar por la ciudad, amurallada entre edificios, pero que están y estuvieron siempre ahí. Es una ciudad que por sus excelentes sistemas de vientos, amanece siempre con polución cero.
La misión de la Iglesia local era muy esforzada en los primeros tiempos: España le daba preferencia a las colonias del lado del Pacífico, y enviaba muy pocos barcos de registro al Río de la Plata. Apenas uno por año, y algunos años, ninguno. Pero la Iglesia contaba con el apoyo de los habitantes, quienes solventaban y mantenían sus obras estructurales. El punto de apoyo principal para este concepto era instruir a los fieles sobre la Bula de la Santa Cruzada, y las gracias espirituales que recibirían por ella. Este, originalmente, era un documento pontificio que aseguraba la protección de los civiles y los militares a la Iglesia en la lucha contra los musulmanes en España, y se convirtió en una fuente de dones espirituales y gracias celestiales para quien contribuyera al mantenimiento de la Iglesia.
Poco a poco la ciudad fue aumentando su población. Y, qué ocurre cuando 4.000 personas quieren ir todas juntas el domingo a una iglesia y ya no caben? Hay que abrir más iglesias y crear más parroquias. Lo mismo para facilitar la llegada a una misa de los habitantes que viven más alejados y después de una tormenta, no pueden cruzar las zanjas y los arroyos inundados. Hay que ponerles iglesias, y atención parroquial, más cerca de sus viviendas.
Por ello, en 1730 se intenta dividir la ciudad en más parroquias, pero los recursos económicos de los habitantes todavía no son suficientes para embarcarse en el proyecto. Sin embargo, el Cabildo Eclesiástico de Buenos Aires crea en ese mismo año seis parroquias en la campaña:

  - de la MAGDALENA el cual tuvo por iglesia parroquial interina la de la Reducción de la Santa Cruz de los Quilmes;
  - de la MATANZA con sede interina en la iglesia de Francisco de Merlo;
  - de la COSTA o MONTE GRANDE en la iglesia de San Isidro Labrador;
  - de LUJAN en la iglesia homónima de Nuestra Señora;
  - de ARECO en la iglesia de San Antonio de Padua y
  - de ARRECIFES en la iglesia Santiago Apóstol del Baradero.

 

Y se crean en la ciudad dos vice-parroquias, a cargo de la única parroquia de la Catedral: una, en el Alto de San Pedro (actual Constitución), donde estaba la Capilla del Hospital San Martín y Nuestra Señora de Copacabana, en la manzana comprendida por las actuales Defensa, México, Balcarce y Chile. En 1748 se trasladó la vice-parroquia a la Capilla de Nuestra Señora de la Concepción. Y la segunda vice parroquia en la Iglesia de San Nicolás de Bari, donde funcionaba el Convento de las monjas Capuchinas, en las actuales Corrientes y Carlos Pellegrini. Esta zona era llamada entonces el “barrio recio”.

El auto de desmembracion y ereccion de Curatos

Un auto es un decreto obispal o pontificio por el cual se comunica y provee de algún asunto a la comunidad.
En 1769, un par de circunstancias se conjugan para llevar adelante el proyecto de partición en varias parroquias de la ciudad.
En principio, en 1769, el Virreinato del Río de la Plata aún no existía. Buenos Aires era la Gobernación del Río de la Plata y formaba parte del Virreinato del Perú. El Virrey del Perú era por entonces Don Manuel Amat y Juniet. El Gobernador del Río de la Plata era Don Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa. Y el Obispo de Buenos Aires, Manuel Antonio de la Torre. Y el Rey de España, Carlos III.
En 1768 se había producido en España y todas sus colonias la expulsión de los jesuitas, por orden del Rey, y el Gobernador Bucarelli fue el encargado de llevar adelante la tarea en el Río de la Plata. Este ataque contra los jesuitas fue casi paralelo en Francia, España y Portugal, en la misma época, por motivos, principalmente, políticos. Pero trajo como beneficio a las arcas reales la expropiación de sus bienes y sus riquezas, que eran cuantiosas. Prácticamente todas las iglesias de Buenos Aires habían sido construidas por la Compañía de Jesús, y la primera llevó el nombre de su fundador, San Ignacio de Loyola, en 1722, levantada en una manzana donada por Juan de Garay a los jesuitas. La Iglesia española se encontraba entonces bajo el Patronato Real, que era un acuerdo de mutuo apoyo entre la Iglesia y el Reino de España.
Los censos de población eran una prueba palpable de esta necesidad: en el empadronamiento de 1738 se registraban 4.436 habitantes, y en el de 1744, 16.150, un 70% en la ciudad y un 30% en la campaña. Para 1760 ya se registraban más de 20.000 habitantes.
Por otro lado, llega en 1765 a Buenos Aires el Obispo diocesano Manuel Antonio de la Torre, un hombre emprendedor que enseguida comienza a impulsar a la comunidad a levantar nuevos templos: los vecinos de a poco van construyendo Nuestra Señora de la Piedad, Nuestra Señora de Montserrat y Nuestra Señora del Socorro.
El obispo solicita al entonces Gobernador Zevallos la autorización para dividir a la ciudad en 6 parroquias, que no es autorizada. Cuando cambia el gobernador y asume Bucarelli, el acuerdo se concreta y comienzan las obras. El gobernador encomienda a su auditor de guerra, Don Juan Manuel de Lavardén para que se inicien las reuniones para fraccionar a la ciudad en cuartos.
Antes de comenzar la división se acordó la eliminación del curato de indígenas San Juan Bautista, creado para atender las necesidades de los indios nativos. Dado que en 1769 quedaban ya muy pocos y la mayoría se había mestizado, y era los sirvientes de las familias o artesanos, se decreta que pasen a formar parte de las jurisdicciones de las parroquias de los domicilios que tuvieran.
Entonces se procede a la nueva división de las parroquias, como en el mapa que se ve a continuación:
 

 

En su texto, el Auto de Desmembración decía:


“Don Manuel Antonio de la Torre por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de la Ciudad de la Santísima Trinidad Puerto de Buenos Aires y su obispado, del Consejo de Su Majestad.
Siendo de nuestro pastoral creciente el atender en lo espiritual y temporal al racional Rebaño que el Señor ha puesto a nuestro cargo…pusimos los ojos en la crecida multitud de almas, contándose veinte mil, y en el corto número de párrocos, reducidos por el llamado de naturales, cuya jurisdicción era rural y los dos curas rectores de nuestra Catedral quienes solamente tenían puesto un capellán o Vicario en la reducida Capilla de la Purísima Concepción en el Alto de San Pedro, cuya feligresía pasa de cuatro mil almas de comunión…
Separamos, dividimos y desmembramos de la jurisdicción parroquial de Nuestra Iglesia de La Catedral, a las referidas demarcaciones iglesias de San Nicolás, de la Purísima Concepción, de N. S. de Montserrat, y de la Piedad, preservando para su debido tiempo la erección de la mencionada de El Socorro, cuyo territorio desmembramos y le declaramos por separado desde ahora, y desmembrado de la dicha parroquialidad de nuestra santa Iglesia en conformidad de lo dispuesto, y por el tenor de la presente, erigimos en parroquiales dichas desmembradas y desmarcadas iglesias y cada una de ellas, teniendo y queriendo que por parroquias sean tenidas, y consiguientemente que en ellas y en cada una de ellas haya Fuente Bautismal, con custodia de los Sagrados Oleos, y que teniendo decente Tabernáculo se coloque en el Altar Mayor principal de cada una de ellas el Santo Sacramento de la Eucaristía con anteluminaria o lámpara que continuamente arda día y noche.”


La Capilla del Socorro era propiedad de Don Alejandro Valle y por problemas de litigio de derechos de propiedad de sus herederos, tuvo que demorarse en ser parroquia hasta el año 1783.
Los nuevos curatos se delimitaban en este orden:

1) SAN NICOLÁS DE BARI – Tenía un perímetro de 7 cuadras de ancho y 10 de largo, limitada por la Zanja de Matorras (Calle Paraguay), San Pedro (Maipú-Chacabuco), Cabildo (Hipólito Irigoyen y Sin Número (Uruguay). Se le asignaron 2 párrocos. En esta iglesia, cuando estaba en Corrientes y Carlos Pellegrini, se izó por 1ª. Vez la bandera nacional, el 23 de Agosto de 1812.
2) NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD - Ex propiedad del portugués difunto Manuel Gómes (está aún en su sitio original), entre las calles Hipólito Irigoyen a Paraguay, y de Uruguay hasta la zona de chacras.

3) NUESTRA SEÑORA DE MONTSERRAT, está también en su sitio original y comprendía los límites de las calles Hipólito Yrigoyen, Piedras, México y San José, y la proyección de estas dos al Sur y al Oeste. Se levantó como lugar de culto para los vecinos catalanes.

4) NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN del Alto de San Pedro – limitada por las calles San José, México, la ribera del Riachuelo y el Río de la Plata. Aquí también se designaron 2 párrocos.

En 1783 se abrió por fin la quinta parroquia de Nuestra Señora del Socorro.
En 1806 se levantó la Parroquia de San José de Flores, en el Partido del mismo nombre.
Y en el mismo año, debido a que no daba abasto para la numerosa feligresía de Concepción, la Parroquia de Concepción se dividió en otra parte llamada Parroquia de San Pedro González Telmo. En el terreno donado por Don Ignacio Bastillo y Zevallos, se construyó la iglesia de Nuestra Señora de Belén, construida por los jesuitas. Con la expulsión de ellos en 1768, los padres betlehemitas se hicieron cargo del templo, que también tenía una Casa de Ejercicios Espirituales, que luego fue usada como cárcel.
Luego, en 1829 se hizo Parroquia Nuestra Señora del Pilar, en la Quinta de los Ombúes, de Rodrigo Ortiz de Zárate. La zona era conocida como Pagos del Monte Grande. Después de sucesivas ventas de la propiedad, en 1708, el capitán Fernando Valdez de Inclán y su esposa Gregoria Herrera de Hurtado le ceden a Juan de Narbona la parte alta de la chacra para edificar un convento para los monjes franciscanos recoletos. En 1725 se terminó de construir la iglesia, y en 1821 el gobernador Martín Rodríguez expulsó a los franciscanos e hizo en la huerta el Cementerio de la Recoleta.
En 1830 en el barrio de San Nicolás, se establece la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced, también llamada Catedral al Norte. En su convento funcionaba el Asilo de Huérfanas de la Sociedad de Beneficencia.
Y también la Parroquia de San Ignacio, que se llamó también Catedral al Sur. San Ignacio es la iglesia más antigua de Buenos Aires en pie; fue construida en 1722.
En 1830 se creó también la Parroquia de San Miguel Arcángel, en el barrio de San Nicolás. La iglesia de San Miguel se levantó en 1788 y perteneció a la Santa Caridad de los Hermanos de Nuestro Señor Jesucristo. La iglesia está situada en Bartolomé Mitre 886.
En 1834 se funda la Parroquia de Nuestra Señora de Balvanera, limitada por las calles Santa Fé, Ayacucho, Sarandí, el Riachuelo, Boedo y Medrano. Estas tierras pertenecieron a Antonio González Varela, apodado “Miserere”, y su esposa Josefa Ramírez, quienes cedieron los terrenos para un hospicio de los franciscanos. La iglesia se terminó de construir en 1810.
Así fue la sucesión de parroquias hasta ese momento:
 

 

 

En 1859 se abre la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en el barrio Isla Martín García.
En 1860 la Parroquia de la Inmaculada Concepción en el barrio de Belgrano.
En 1872 la Parroquia de San Juan Evangelista en el barrio de La Boca.
En 1878 la Parroquia de San Carlos de Borromeo en Almagro.
Y en 1884, la Parroquia de San Cristóbal, en el barrio de San Cristóbal. 

 
Pablo Briand

http://www.genbriand.blogspot.com/

 


Fuentes:
La Primera División Parroquial en la Ciudad de Buenos Aires, Teología 78 Tomo XLI - Ernesto R. Salvia

Guía Cultural Histórica de las Iglesias de la Ciudad de Buenos Aires, Ediciones Paulinas

http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/html/127/12701501/12701501.html

http://www.solesdigital.com.ar

Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires, 1856, Justo Maeso

Las divisiones parroquiales en Buenos Aires en el Siglo XVIII, J. Torres Revello

Historia de la Iglesia en la Argentina, C. Bruno

Historia eclesiástica del Río de la Plata II, R. Carbia.

Diccionario de historia eclesiástica de España, Q. Aldea.

Diego García, Primer descubridor del Río de la Plata, Manuel Ricardo Trelles.
Agradecimiento al Sr. Aldo Beliera por su oportuna corrección.

 

 


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