Estudiantes en la Universidad Nacional de Córdoba


Por el Prof.
Ignacio G. Tejerina Carreras


La República Argentina es el país hispanoamericano que recibió la contribución más abundante e importante de sangre italiana en la composición de su núcleo social a partir de la organización nacional durante el siglo pasado.
La mayor corriente migratoria proveniente de la península itálica que han sido atraídos por la Argentina, en América del Sur, y los Estados Unidos de Norteamérica, y dentro del país sudamericano ocupó uno de los primeros lugares, la provincia de Córdoba.
El primer arribo masivo de italianos fue posterior a 1853, año del juramento de la primera Constitución Nacional Argentina, aunque hubo pequeños grupos que ya se habían establecido anteriormente, como el caso de la pequeña comunidad formada por súbditos del rey Carlo Alberto de Cerdeña, que se establecieron en las primeras décadas del siglo XIX, instalándose en particular en la ciudad de Buenos Aires. Mientras, en la provincia de Córdoba sólo hay noticias del asentamiento de un pequeño grupo de piamonteses durante el gobierno del general Juan Bautista Bustos.
Isabel Manachino de Pérez Roldán, famosa estudiosa de la comunidad italiana en la Argentina y a la que se hace referencia en este trabajo, dice que en 1869 la comunidad extranjera más numerosa era italiana y estaba mayormente concentrada en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. El censo de 1895, a su vez, muestra la presencia italiana en la frontera con Bolivia, Paraguay, Brasil, la Patagonia y Tierra del Fuego. A partir de 1871, la corriente inmigratoria creció a un ritmo constante, y se puede señalar que más de 2.000.000 de italianos legó su tierra natal durante esos años; el punto más alto se registró en 1906 con el arribo de 30.000 personas. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial disminuyó la oleada inmigratoria, reanudándose al final de la guerra, pero no llegó a alcanza los niveles de periodos anteriores. El censo de 1960 muestra un aumento significativo de italianos, debido al breve e intenso flujo que se produjo entre 1947 y 1951. El censo de 1970 nos dice que los italianos representan el 2,7% de la población total de Argentina y el 29% de los extranjeros, cifras a las que hay que añadir el significativo porcentaje de aquellos que eran hijos, nietos o bisnietos de inmigrantes italianos llegados en el siglo pasado.
Isabel Manachino afirma que fueron diversas las causas que provocaron la afluencia de inmigrantes en las últimas décadas del siglo XIX, algunas, sin duda debido a la aguda presión demográfica y a la crisis agraria que sacudió Italia a principios de los años 80, cuando el cereal norteamericano invadió los mercados causando la caída de los precios de los principales productos agrícolas. Es cierto que una gran cantidad de italianos llegaron a la Argentina estimulados por una legislación favorable en materia de inmigración y por la propaganda de los agentes oficiales enviados a Europa para informar de los beneficios ofrecidos.
Con referencia a la provincia de Córdoba, lugar de nuestra residencia, a los italianos superaron en 1869 al resto de los extranjeros, con la excepción de la capital, donde los franceses ocuparon el primer lugar. El número de italianos aumentó vertiginosamente a partir del primer censo nacional citado anteriormente, donde de 396 censados en todo el territorio provincial se pasó a 22.230, veintisiete años después, en ocasión del censo nacional de 1890.
Gran parte de la oleada inmigratoria se trasladó al interior del país en la llanura, teniendo en cuenta todos los obstáculos que debieron vencer. En las primeras décadas, los colonos no se asimilan a su país de adopción y continuaron conservando sus costumbres, y el uso de la ropa, lo que atrajo la atención de los viajeros italianos, los cuales recorriendo las colonias a lo creyeron revivir la reproducción de los aspectos mas destacados de las regiones de donde provenían los agricultores. Isabel Manachino afirma que no resultaba extraño que en esos lugares conservasen el dialecto original, situación más evidente en aquellas colonias en las que el inmigrante, en calidad de instructor, suplía por la falta de maestros indígenas aun sin conocer el idioma español.
En la provincia de Córdoba, hay numerosos lugares que han nacido como resultado de la colonización italiana, entre los que se deseamos recordar la ciudad de San Francisco con 60.000 habitantes, situada al este de nuestra provincia, ciudad de gran actividad comercial e industrial, y, en el situada norte Córdoba, Colonia Caroya, nacida en 1876 y de dónde vienen familias provenientes de las antiguas provincias de Veneto.
En la ciudad de Córdoba, capital de la provincia, se establecieron muchos italianos que inicialmente se dedicaron al comercio, como propietarios o empleados de: tiendas, carnicerías, tabernas, negocios de frutas y verduras, charcutería, tiendas de alimentación, mercerías, zapaterías, hoteles, restaurantes, cafés, confiterías, cines, teatros, etc.
La comunidad italiana ofreció su participación en el desarrollo industrial que tuvo lugar en Córdoba a finales del siglo XIX y en la actualidad. Las actividades industriales estaban vinculadas a aquellos comerciantes en virtud del hecho que el productor vendía directamente el producto al consumidor. Se encontraron italianos en el sector alimenticio y como propietarios de los molinos, panaderías, lecherías, cremerías, queserías, fábricas de fideos, hielo, refrescos y licores. En la mitad del siglo XX, abrió sus instalaciones en Córdoba una importante empresa italiana: la FIAT, provocando el arribo de una gran significativa cantidad de técnicos e ingenieros italianos. Actualmente se han instalado en Córdoba empresas de capital enteramente italiano, o con participación italiana como TELECOM ARGENTINA o ECOGAS.
No queremos olvidar de destacar en esta breve monografía la relación entre la Universidad Nacional de Córdoba, una de las más antiguas de la América española, y la colectividad italiana. A finales del siglo XIX comenzó la presencia italiana en los colegios universitarios. Los italianos graduados en la Universidad Nacional de Córdoba, y los italianos que obtuvieron la equivalencia de sus estudios efectuados en Italia, puede observarse en las tablas publicadas en el libro de Isabel Pérez Roldán Masachino, "Italianos en Córdoba", de septiembre de 1991 y que agradecemos por haberme cedido todo el material en relación con este artículo.
La autora afirma que a los italianos que se muestran en los gráficos 1 y 2 hay que añadir, respectivamente 20 a 27, que solicitaron la equivalencia anteriormente al 1887, los que por sus apellidos se deduce su nacionalidad italiana, aunque no hay documentación que indique el origen.
Concluyendo esta breve reseña, afirmo que los italianos formaron parte indiscutible de nuestro bagaje cultural. Córdoba, siendo la segunda ciudad más importante de la República Argentina y de antigua tradición hispánica, fue capaz de recibir la presencia de miles de italianos, cuyos descendientes representan hoy por lo menos la mitad de nuestra población, portadores de su sangre, y de su cultura y constituyendo un centro de irradiación de la civilización greco-latina.


Gráfico 1:

Italianos que convalidaron su diploma en la Universidad Nacional de Córdoba hacia fines del siglo XIX.

 

 

 

Gráfico 2:

Italianos que se diplomaron en la Universidad Nacional de Córdoba hacia fines del siglo XIX.
 

 

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Fuentes y Bibliografía

- Artículo originalmente publicado en italiano en Nobilità - Rivista di Araldica, Genealogía, Ordini Cavallereschi, Milano 1995. Cedido por el autor.

- MANACHINO DE PÉREZ ROLDÁN, Isabel. Italianos en Córdoba, investigaciones desarrolladas en el Centro de Italianística, Escuela Superior de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, setiembre de 1991.

 

 


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